lunes, 10 de diciembre de 2012

Las prisas

   "No hay peor noticia que la que no llega a tiempo", me decían los jefes en mis años de reportero. Bueno, bien, de acuerdo. Vale que todos tenemos prisa, aunque a menudo no sepamos por qué o para qué. Siempre hay alguien que se dirige a toda velocidad hacia un semáforo en rojo. En periodismo, además, la prisa es una herramienta de trabajo, como el portátil o la cámara de fotos. Hay que ir siempre a toda velocidad, no sea que el semáforo se ponga en verde y nos pille perdiendo tontamente el tiempo.


   Vayamos, pues, con prisa. Sin tiempo que perder. Pero me temo que la peor noticia, hoy (como ayer), no es la que llega tres minutos tarde, sino aquella que no se entiende. Por ejemplo, esta en la que en un titular asegura que "se suspende la huelga", mientras que el urgente de arriba mantiene exactamente lo contrario. Lo urgente es lo último, se dirá, y por tanto eso es lo que vale. Pues no. Esta vez, no. 
   Tendemos a un periodismo en el que no importa demasiado esta clase de errores. Entendemos que el periodista tenía prisa. Lo comprendemos. Ni siquiera nos molesta el error. Nos hemos acostumbrado a que estas cosas pasen. Y pasan. Vaya si pasan. Lo peor de todo: no sé si la tolerancia y la comprensión de los lectores tiene algo que ver con la credibilidad de los periodistas. Algo sospecho, pero no estoy seguro.

viernes, 16 de noviembre de 2012

El texto y la memoria

   Esta mañana he consultado el viejo archivo de papel. Antes acudía allí con frecuencia. Ahora no tanto. Menos de lo recomendable. Hoy, por ejemplo, he leído (y he tocado) una columna de Joan Barril por la que siento predilección. Se publicó en 1988. Se titulaba (y se titula) "Nosotros". Qué extraña, heterogénea y abstracta resulta esa primera persona del plural: nosotros los periodistas. En el centro del texto, coincidiendo con el doblez y con un tono sepia particularmente oscuro, esta frase para la memoria: "éramos el cuarto poder y ahora somos el cuarto de estar".

"La escritura y la memoria": ilustración de Candela (para una explicación del dibujo, hablen directamente con ella).  

jueves, 25 de octubre de 2012

"Yo soy de los que creo..."

   Una hipotética historia de la redacción periodística debería considerar esta idea: después de unos siglos de escritura personal, ajena a rutinas y pautas profesionales, el periodismo del siglo XX descubrió la objetividad. La adoró incluso. Buscó y premió la desaparición del autor. Sin embargo, en el último tramo del siglo pareció cambiar la tendencia. Lectores, oyentes y espectadores pedían cada vez más subjetividad. La noticia se hizo crónica (cuando no crítica), el texto informativo se esforzó por hallar nuevos ángulos, se ensalzó el punto de vista original, la columna se atrincheró en la firma y los egos se expandieron por doquier. Finalmente, ya en el siglo XXI, llegó la extrema confusión, la mixtura total de géneros y estilos. Los medios digitales han tomado nota de Facebook y Twitter: mejor si es breve, contundente y personal.    
  Está de moda la exhibición del yo, está de moda el intercambio masivo de juicios de valor categóricos -mejor si no superan los 140 caracteres-, está de moda contar qué piensas, qué opinas, qué sientes... He ahí la tendencia. Y bien está que así sea (aunque una buena amiga, a propósito de un asunto similar, dice que "es mejor hacerse el despistado que aceptarlo"). Dejémoslo constatado, entendido y casi aceptado. A fin de cuentas también yo sostengo un blog sobre escritura periodística plagado de referencias personales. 
    Sin embargo, todo lo anterior no debe condenarnos a permenecer impasibles ante ciertos excesos. Subrayo aquí uno evidente: "yo soy de los que creo que". Ya resulta casi siempre absurda, por innecesaria, la introducción "yo pienso que". Pero aún más absurda, redicha (pedante) y egotista es la fórmula "yo soy de los que (...)". Lo lógico sería añadir ahí, al final de la cláusula, el verbo "creen": de entre un grupo ("el grupo de los que creen algo"), me señalo y destaco ufanamente a mí mismo. De poco sirve luchar contra el espíritu de una época. Conforme, bien está: "yo soy de los que creen que este tipo de expresiones son ridículas". Quizá innecesario y pretencioso, pero correcto. Lo malo es que, en lugar de "creen", hay quien dice y escribe "creo". Así, en primera persona del singular. La apoteosis del ego: "yo soy de los que creo". Yo, yo, yo, yo, yo... El paso siguiente debería ser este: "yo soy de los que yo creo que (...)". Etcétera.

domingo, 14 de octubre de 2012

La pedantería


  Un lector publicó hace unos días un comentario en este blog. No estoy acostumbrado a esa clase de homenajes. Por eso lo leí con particular atención. "Es usted un pedante", bramaba el anónimo lector. "Qué tío tan pedante es usted...". Duele reconocerlo, pero a veces hay que tragar orgullos, vanidades e ínfulas. No lo niego. Tiendo a la pedantería como la nota de prensa a la ocultación. Como el lenguaje poético a la cursilería. Como el océano a la humedad. Puede que tenga usted mucha razón, querido lector. Por otra parte, llevo años sospechando que solo tengo un lector -quién sabe si es usted- y no me atrevería a porfiar con tan extraña y delicada criatura.
   Dicho lo cual (lo siento: soy así de pedante), debo aclarar dos cuestiones. La primera: tiendo a la pedantería por una especie de instinto irrefrenable, pero en realidad pienso que la erudición vana e inoportuna resulta casi siempre ineficaz. El pedante habla o escribe mal porque su erudición no sirve casi nunca para conseguir aquello que pretende lograr. Aunque es cierto que, con frecuencia, el objetivo del pedante es solo mostrar que sabe mucho. "Parece que sabe mucho", traduce en seguida el sagaz oyente, el inteligente lector, "pero en realidad este tipo es un plasta".

martes, 25 de septiembre de 2012

Ortografía y desidia


   Este sábado, 22 de septiembre, llegó con salvajes urgencias domésticas. Demasiado trabajo acumulado. Demasiados problemas que resolver. Era, en resumen, uno de esos días en que el lector profesional de prensa se siente con el absurdo derecho a ojear periódicos. Qué tontería. Como si los periódicos estuvieran dispuestos a dejarse despachar en apenas cinco o diez minutos... 

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Antes de escribir


   Candela tiene cinco años. Está aprendiendo a leer y a escribir. Aunque también es verdad que ahora pasa ya a Primaria. Así que un respeto, oigan. El otro sábado, mientras desayunábamos, mantuvimos una curiosa conversación que viene a reflejar las obsesiones del padre (o sea, yo) y la asombrosa intuición de la niña. Más o menos el diálogo fue así:

 - ¿Cómo está tostada, Candela?
- Hummm... Muy buena.
- ¿Qué te apetece hacer ahora?
- Pues no sé...
- ¿Quieres leer algo?
- No, prefiero hacer un resumen.
- ¿Un resumen? ¿Tú sabes qué es un resumen?
- No. 
   Después de explicarle qué es un resumen y de practicar un poco (adjunto testimonio gráfico), surgió esta charla en torno a la escritura y al arte de redactar con eficacia:
- ¿Qué piensas tú, Candela, que es lo primero que se debe hacer para escribir bien?
- Lo primero es aprender las letras, conocerlas todas.
- Pues es verdad... ¿Y lo segundo?
- Escribirlas bien, sin torcerse. Así el que vaya a leer no se equivoca.
- ¿Y lo tercero?
- Lo tercero yo creo que es pensar.
- ¿Pensar? ¿Qué hay que pensar, Candela?
- Hay que pensar qué quieres escribir.

   "Antes de escribir, pensar". Me gusta que lo diga Candela, a sus cinco años, con esa contundencia. Confieso, queridos lectores -no sé por qué insisto con el plural-, que estaba ya algo cansado de citar en clase a Cassany (La cocina de la escritura, Anagrama). Por supuesto el libro de Cassany sigue siendo recomendable. No debe desaparecer de la bibliografía. Creo que resultará muy útil para todos aquellos que no pueden desayunar los sábados con Candela.

martes, 10 de julio de 2012

Resumen (pre)vacacional

   No importa qué piense el vecino. Ese hombre siempre piensa que estoy de vacaciones.
- ¿Qué, de vacaciones?
- No, todavía no. 
- ¿En julio un profesor y sin vacaciones...?
   Sé qué periódico lee, qué cadena de radio escucha, qué tertulias de televisión frecuenta. A ver quién explica a este señor que un funcionario no está por definición de vacaciones en julio. Dejemos al vecino y vayamos a julio: tiempo no obligatoriamente vacacional, pero sí adecuado para preparar el nuevo curso y hacer balance de lo aprendido en el anterior.
   Resumen, pues, de lo último. Balance de unos cuantos meses de aprendizaje. Uno: mejor rotundo que sutil, anecdótico que profundo. Déjate aquí de profundidades. Dos: mejor con carga ideológica que con razonamiento puro. Tres: mejor herido u ofendido (implicado, en todo caso) que simplemente atento. Cuatro: cultiva ese sentido del humor que propicia la sonrisa o la carcajada. Cuidado con la ironía, que es arma de imprevisibles consecuencias. En caso de duda escribe "jajaja", no vaya a ser que. Cinco: mejor literalidad que literariedad. Seis: mucho mejor con foto que sin ella, aunque tengas que recurrir a un enlace. Siete: el vídeo da buena impresión pero causa gran pereza abrirlo y esperar a que avance por sí mismo. Habrá que buscar el equivalente audiovisual de las tres líneas de texto, pues demasiado breve (veinte segundos, por ejemplo) a menudo decepciona. Ocho: mejor si habitualmente otorgas adhesiones. Así también las recibirás tú. Nueve: mejor solidario que egoísta. Y diez: mejor acabar antes de que sea demasiado tarde. Mejor tres líneas que treinta.

miércoles, 27 de junio de 2012

La escaleta creciente (o menguante) y otras metáforas

   Conocí hace años a un redactor-jefe muy peculiar. Era desastroso para algunas cuestiones: desordenado, desinformado, despreocupado... Dejémoslo así, porque otras muchas veces resultaba admirable. "Tú has estado allí", decía al pobre periodista que se enfrentaba al reproche de un coordinador. "Si la agencia dice otra cosa pero estás seguro de que es un error, daremos lo que tú dices: para eso has estado allí". El coordinador miraba al infinito con ganas de estrangular a ese plumilla que había osado, ¡oh dios!, contradecir a una agencia de noticias. El jefe, para dejar claro quién mandaba allí, bajaba entonces al bar para zamparse un bocadillo de atún. Modélico, ya digo. 
   El 31 de agosto de 1997, domingo, este redactor-jefe llegó a trabajar, como era su costumbre, bastante tarde. La tropa esperaba órdenes. Había muerto Diana de Gales. Cuando alguien se lo comunicó, pensó que le estaban tomando el pelo: "Venga yaaaa", dijo. Y desapareció. Volvió más tarde -no sé de dónde- con una versión algo más precisa acerca de lo que había sucedido en París. Improvisó una escaleta. Repartió piezas. Balbució portadas. Todo ello, a su modo... Que aquellos informativos acabaran sin negros, roturas ni anginas de pecho era un milagro que aún hoy sigo sin comprender.
   Cuando subimos a la redacción después de comer, aquel pintoresco personaje recibió la orden de preparar un programa especial. Duración: dos horas. Para la tarde, sí. Para ya mismo. En televisión es muy complicado improvisar un programa de este tipo. Cualquier otro periodista se habría encabritado. Nuestro redactor-jefe, en cambio, se limitó a dar un divertido paseo por la segunda planta.

miércoles, 13 de junio de 2012

Una novela sobre el tiempo y la escritura



Pedro Sorela (Bogotá, 1951) acaba de publicar una novela de periodistas y periodismos. Ya desde el título, El sol como disfraz, Sorela apela directamente a la necesidad de mirar con atención y criterio para entender siquiera algo de lo que ocurre en la realidad. “Porque la mirada –dice el novelista– tiene mucho que ver con la curiosidad, que para los griegos era el síntoma de la juventud. Dar por hecho que los jóvenes son curiosos es un grave atrevimiento… Pero es cierto que la juventud de espíritu tiene que ver con la curiosidad, con la mirada abierta. Y eso se conquista. No es algo que venga de fábrica.”


   El sol como disfraz retrata los patios interiores de un diario impreso. Un viejo periódico que se convierte en una publicación nueva, diferente a las demás, gracias a la creatividad de su director. Este personaje, al que todos conocen como Picasso, llega al periodismo casi por azar, puesto que antes había ejercido como profesor universitario de Historia del arte. También Pedro Sorela es profesor universitario (de periodismo), lo cual explica la pasión con que reclama una enseñanza humanística, centrada en la lectura y en la reflexión: “No todos los periodistas, ni el público, ni los patronos entienden que la diferencia entre un buen y un mal periodista es que el bueno piensa. Y para pensar ha tenido que leer unos cuantos libros. Ese es el periodista que sabrá mirar la realidad con una cierta madurez y sabrá extraerle la verdadera novedad”.

sábado, 9 de junio de 2012

El sol como disfraz

   A las 9:07, en el jardín con el que tropiezo al volver del colegio: un fabuloso juego de luces y sombras. Este jueves la cámara consiguió captar ese instante. A las 9:10 ya no era igual.


   Luego, cuando llegué a casa, busqué en El sol como disfraz, de Pedro Sorela. De esos múltiples encuentros (y algún otro, menos confesable) nació esta videocita. La dejo aquí, por si acaso.

martes, 5 de junio de 2012

Condicional periodístico

   Leo en un periódico deportivo el siguiente titular: "Colocan a Mario Gómez como el máximo goleador de la Eurocopa". Noticia del lunes 4 de junio. La Eurocopa comienza el 8 de junio. Ya estamos pensando en quién será el máximo goleador del torneo allá por el 1 de julio, cuando se dispute la final.  
   En la edad de oro del periodismo, los medios de comunicación contaban qué había ocurrido. Sin más. Como mucho intentaban explicar el significado social, político o económico de los hechos que se detallaban en las noticias. En ese periodismo clásico y ortodoxo, ni siquiera a la facción más gamberra del oficio le desvelaba el porvenir. El futuro era solo cuestión de adivinos, opositores a notaría o editorialistas con aspiraciones políticas. El rumor -se explicaba en Facultades y redacciones- no era noticia.
   Sin embargo, un día los hechos comenzaron a resultar insípidos. Florecieron los confidenciales. Los diarios serios se atestaron de fuentes anónimas que aventuraban hipótesis. Miles de hipótesis. Y de todo tipo: sobre el futuro (como es lógico), pero también sobre el presente y el pasado (lo cual invitaba ya a reclamar una discreta intervención del patólogo de guardia).



   En ese nuevo tiempo, que alcanza hasta hoy mismo, triunfa el llamado "condicional de rumor". Es este un invento tan extraño para la lengua española como familiar para el periodismo. Por algo lo denominan también "condicional periodístico". Mucho cuarto poder, mucha responsabilidad social, mucho perro guardián y demás cantinelas... Pero al final lo cierto es que esta profesión ha servido para nombrar un solecismo.

lunes, 14 de mayo de 2012

Periodismo libre

   Uno: me gusta leer textos periodísticos añejos (para compensar, quizá, tanta actualidad inútil). Dos: admiro a quien argumenta con conocimiento de causa y en libertad. Tres: me maravilla quien razona de forma no siempre previsible (lo cual significa, entre otras cosas, que su pensamiento no se deja atar por simplificaciones gregarias ni por férreas ideologías). Cuatro: me fascina la personalísima mezcla de pasión y razón que destila la prosa de Albert Camus.
    Escribo todo lo anterior a propósito de una noticia con la que he tropezado esta mañana. Noticia que leí pero no archivé hace unos meses -el periódico de papel todavía se presta a estos caprichos- y que remite a un texto firmado por Camus en noviembre de 1939. Guardo aquí de esa pieza solo algunas ideas sueltas.
   Primera: “Frente a la creciente marea de la estupidez, es necesario también oponer alguna desobediencia. Todas las presiones del mundo no harán que un espíritu un poco limpio acepte ser deshonesto”.
   Segunda: “Es fácil comprobar la autenticidad de una noticia. Y un periodista libre debe poner toda su atención en ello. Porque, si no puede decir todo lo que piensa, puede no decir lo que no piensa o lo que cree que es falso. Esta libertad negativa es, de lejos, la más importante de todas (...) [porque] allana el camino a la verdadera libertad (...). Al menos le permite rechazar lo que ninguna fuerza le podría hacer aceptar: servir a la mentira”.
   Tercera: "Así llegamos a la ironía (...). La ironía persiste como un arma sin precedentes contra los más poderosos. Complementa a la rebeldía en el sentido de que permite no solo refutar lo que es falso, sino con frecuencia decir lo que es verdad".
   Cuarta y última: "La lucidez supone la resistencia a las invitaciones al odio y al culto de la fatalidad. En el mundo de nuestra experiencia todo puede ser evitado". Incluso la guerra, añadía Camus. Todo puede ser evitado. Las ideas de 'fatalidad' o de 'destino' suelen ser una argucia, un modo tosco de evitar explicaciones y responsabilidades.
    

jueves, 10 de mayo de 2012

Anotaciones para un texto cualquiera (leído con cierta calma)


9 Mayo 12 
MADRID- La protesta por los recortes en la educación está en la calle. Mañana está programada [¿PARA MAÑANA?] una  jornada estatal de lucha estudiantil contra los ajustes del Gobierno en la Educación pública y el aumento de las tasas en la universidad con unos setenta actos de protesta en toda España, encierros y caceroladas además de un «velatorio por la Educación pública». El próximo día 22 está prevista [¿PARA?] una manifestación a nivel nacional con apoyo de los principales sindicatos del sector. Pero [FALTA COMA] precisamente, los líderes sindicales estudiantiles que agitan la protesta y que instan al resto a salir a la calle no son el mejor ejemplo a seguir [ANGLICISMO O GALICISMO, COMO PREFIERAS]. Así, hay representantes de los sindicatos  que llevan 10 años estudiando una carrera, otros que habiendo acabado sus estudios siguen representando al alumnado [REVISA LA SINTAXIS: S.P.] y hay hasta quien ha profesionalizado la condición de representante de los estudiantes y cobra un sueldo de la universidad y de la Agencia Nacional de Evaluación de la calidad [¿CALIDAD SIN MAYÚCULA INICIAL?] de los títulos, que depende del Ministerio de Educación [¿HAS PREGUNTADO AL MINISTERIO POR QUÉ PAGA ESE SUELDO?]. Hay quien ha estado envuelto en reyertas y agresiones a policías [¿ASÍ, SIN MÁS DETALLE? ¿LO DEJAS PARA EL FINAL? ¿POR DARLE UN POCO DE EMOCIÓN?] y lo que resulta más inexplicable [REVISA LA SINTAXIS, POR FAVOR]: ¿qué hace el Sindicato de Estudiantes liderando una campaña contra la represión sindical de los trabajadores de Mitsubishi en Venezuela? ¿Es misión de un sindicato de estudiantes firmar manifiestos en  favor de los astilleros en Gijón, como así hizo [PRIMERO LA PREGUNTA RETÓRICA Y LUEGO, COMO COLETILLA FINAL, LA CONSTATACIÓN DEL HECHO QUE LA SUSCITA: CURIOSO INDICIO DE LA IMPORTANCIA RELATIVA DE INFORMACIÓN Y COMENTARIO EN EL TEXTO]? ¿Qué sentido tiene que la secretaria general del Sindicato de Estudiantes de Asturias acudiera a Venezuela como la «camarada Beatriz» a apoyar la reelección de Chávez en representación de la organización de estudiantes? [¿CUÁNTO COSTÓ ESE VIAJE? ¿QUIÉN LO PAGÓ?]

miércoles, 25 de abril de 2012

Enlazando que es gerundio

   Lectura y corrección en grupo. En uno de los textos, este enunciado: "(...) ha dejado atrás a Nicolas Sarkozy con un 27’7% de los votos, siendo la primera vez que un presidente pierde en la primera vuelta de las elecciones". Analizábamos la escritura con imágenes para televisión, así que tampoco era el momento de explicaciones muy detalladas. Sin embargo, un demonio interior me impide pasar de largo.
   - Por cierto, ¿habéis visto ese gerundio, "siendo"...? ¿Es correcto utilizarlo así, como está en esa frase?

lunes, 16 de abril de 2012

Todo es imagen

   Hoy, en clase, periodismo radiofónico. El comentario sagaz de una alumna permite leer esta cita: "se insiste en que la radio es un medio que transmite únicamente sonidos sin aportar la imagen directa de los hechos que cuenta (...). Pero el sonido que produce la radio es un estímulo complejo que no se agota en la mera percepción auditiva. Estas imágenes son sonoras en un primer momento, pero casi siempre se convierten en un estímulo que se transforma en representaciones visuales en la mente del receptor" (María Pilar Martínez-Costa, Información radiofónica, pp. 97-98).
   Los sonidos se transforman en imágenes. En realidad, hoy todo se transforma en imágenes. "Yo soy/mis imágenes", escribió Chantal Maillard en un magnífico poema. Hace más de 50 años Frederic Jameson ya nos avisó de que viviríamos en la Sociedad de la Imagen. Todo es imagen, incluso aquello de lo que nadie ha captado fotografías, fotogramas o frames. Todo es imagen.
   Si un presidente no responde a los periodistas y huye por un garaje, esa imagen -más temible que la más abrupta y estúpida metedura de pata- resulta tan atronadora que solo un día después hallamos a ese mismo presidente sometiéndose encantado al molesto y vulgar canutazo en un pasillo cualquiera. Si un monarca se rompe la cadera cazando elefantes en un país lejano, rodeado de una corte de misteriosos acompañantes, menuda imagen: quién va a creer a partir de ahora que al monarca le desvela el paro juvenil... Esa imagen de despilfarro y privilegio aniquila las miles de palabras que pueda contener el más convincente discurso. Por eso era necesaria otra (mejor en vídeo, que persuade más) para neutralizarla.
  Y en el centro de todo este juego, para bien y para mal, el periodismo: mercado medieval de imágenes.

jueves, 12 de abril de 2012

Eufemismos

  No son "recortes", sino "reformas en los servicios públicos". No hay "amnistía fiscal", sino "medidas excepcionales para incentivar la tributación de rentas no declaradas". Si esto último, querido lector (creo que solo tengo uno), lo ve usted demasiado largo, no importa: disponemos de versión especial para abreviar el estúpido alargamiento. Queda así: “regularización de activos ocultos”.
   Un concejal de Madrid, hace siglos, se refirió a las chabolas de la capital de este modo: "módulos horizontales de tipología especial". Puesto que desaparece la palabra "chabola", la tarea del político municipal y espeso se simplifica enormemente. ¿Y el periodista? ¿Qué debe hacer? ¿Emplear un lenguaje contaminado? ¿Adecuar la contaminación del discurso político al prejuicio ideológico del medio en que trabaja? ¿Debe atreverse a nombrar la realidad con un criterio periodístico (informativo) propio?

sábado, 7 de abril de 2012

Alud de nieve

   Escritura de la obviedad: alud es, en primer lugar, "una gran masa de nieve se derrumba de los montes con violencia y estrépito". 

    ¿Por qué la página principal de lavanguardia.com recurre a ese "alud de nieve" (que curiosamente desaparece luego en el titular del enlace? Reiteración innecesaria, redundancia, obviedad... Pero casi me sorprende aún más -por obvia, redundante e innecesaria- la segunda entrada del término "alud" en el DRAE: "masa grande de una materia que se desprende por una vertiente, precipitándose por ella". Para colmo de evidencias, el diccionario académico aclara que el término se utiliza también en sentido metafórico. Faltaría más. Me gustaría pensar que ese "alud de nieve", tan periodístico (véanse los titulares extraídos el 17/02/2012 de elpais.com y abc.es), solo es un recurso irónico para proclamar que a veces no se escribe metafórica ni vanamente.    

           


lunes, 26 de marzo de 2012

Heráclito y la redacción periodística: videocita

   Leemos esta mañana en clase una crónica periodística atestada de ideas previsibles y de juegos verbales gastados. Lo más brillante de ese texto son los tres o cuatro tópicos que incluye en cada párrafo. Para qué citar al autor o a su obra. Me viene de pronto a la cabeza el viejo Heráclito (aquel filósofo oscuro, enigmático y llorón).


   Aprender a escribir es, necesariamente, aprender a mirar. He ahí una cuestión clave para la escritura periodística: ¿quién nos enseña a mirar? ¿Quién nos adiestra para sortear prejuicios, moldes conceptuales, planillas psicológicas, presiones laborales, cándidas influencias estilísticas? ¿Quién, cuándo, dónde?

martes, 20 de marzo de 2012

La olla podrida del periodismo

   En la olla podrida clásica las legumbres conviven con tocino y carne, con embutidos y aves. Resultado: una estupefaciente confusión de "cosas suculentas". El primer periodismo generó grandes ollas podridas. Tropecé ayer con una página de La correspondencia de España (01/10/1878). En el minúsculo fragmento que reproduzco caben la cita de El Imparcial, la previsión sobre cierta reunión del Consejo de Estado, el anuncio de vacante para notario en la audiencia de Palma, la noticia según la cual ha llegado por fin a Madrid el auditor general de Zaragoza, la nota de sucesos sobre "la acalorada riña en la plaza de la Cebada"...

martes, 13 de marzo de 2012

El periodismo deportivo como síntoma

   Debió de ser una tarde parda y fría de invierno. Ya sabéis de qué siglo hablo. Un profesor sabio y socarrón soltó de repente en clase: "el periodismo deportivo es al periodismo lo que la música militar a la música". Nos reímos entonces. Ahora, pensándolo con más calma, quizá deberíamos evitar en las aulas ese tipo de ironías y sarcasmos. Porque es posible que nadie se ría. Porque tal vez nadie se sienta incitado a reflexionar con ocurrencias de ese tipo. Y porque, además, hoy la música se entiende mejor analizando la evolución de la música militar.
 
 

jueves, 8 de marzo de 2012

Videocita primera: Cervantes y Monterroso


  Cervantes, decíamos ayer. Su editor le pedía que buscara un estilo y unas historias con más pegada. A propósito, esta broma de Monterroso.


   Al invento lo llamaré "videocita". Ya sé: no tan invento, porque por ahí se encontrarán precedentes más o menos remotos, e incluso ocurrencias muy similares. Como de costumbre, tradición o plagio.

lunes, 5 de marzo de 2012

Periodismo y estilo

Facultad de Ciencias de la Información. Primer curso. La asignatura se denomina "Teoría y práctica del periodismo". Como es habitual, en los primeros temas predomina la teoría y se impone el planteamiento deductivo. Lo primero, en consecuencia, es dejar definido el concepto de periodismo.
   El problema es que los alumnos suelen tolerar mal esa clase de bromas. ¿Quién se atreve hoy a definir el periodismo de forma académica, contundente, apodíctica? ¿De qué sirve soltar en el aula una definición supuestamente infalible si, cuando acabe la clase de "Teoría y práctica del periodismo", la realidad cotidiana impondrá sus hábitos con total descaro?

jueves, 1 de marzo de 2012

Resurrección

Enterré esta escritura periodística en 2008. Ahora, varios siglos después, escritura y autor se invitan a resucitar. Resucitemos, pues.