lunes, 16 de abril de 2012

Todo es imagen

   Hoy, en clase, periodismo radiofónico. El comentario sagaz de una alumna permite leer esta cita: "se insiste en que la radio es un medio que transmite únicamente sonidos sin aportar la imagen directa de los hechos que cuenta (...). Pero el sonido que produce la radio es un estímulo complejo que no se agota en la mera percepción auditiva. Estas imágenes son sonoras en un primer momento, pero casi siempre se convierten en un estímulo que se transforma en representaciones visuales en la mente del receptor" (María Pilar Martínez-Costa, Información radiofónica, pp. 97-98).
   Los sonidos se transforman en imágenes. En realidad, hoy todo se transforma en imágenes. "Yo soy/mis imágenes", escribió Chantal Maillard en un magnífico poema. Hace más de 50 años Frederic Jameson ya nos avisó de que viviríamos en la Sociedad de la Imagen. Todo es imagen, incluso aquello de lo que nadie ha captado fotografías, fotogramas o frames. Todo es imagen.
   Si un presidente no responde a los periodistas y huye por un garaje, esa imagen -más temible que la más abrupta y estúpida metedura de pata- resulta tan atronadora que solo un día después hallamos a ese mismo presidente sometiéndose encantado al molesto y vulgar canutazo en un pasillo cualquiera. Si un monarca se rompe la cadera cazando elefantes en un país lejano, rodeado de una corte de misteriosos acompañantes, menuda imagen: quién va a creer a partir de ahora que al monarca le desvela el paro juvenil... Esa imagen de despilfarro y privilegio aniquila las miles de palabras que pueda contener el más convincente discurso. Por eso era necesaria otra (mejor en vídeo, que persuade más) para neutralizarla.
  Y en el centro de todo este juego, para bien y para mal, el periodismo: mercado medieval de imágenes.

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