Lo recomendable, ante la duda, es buscar (por ejemplo en un diccionario de dudas: el de Manuel Seco siempre fue mi favorito). O preguntar a alguien que de verdad sepa. No me refiero a un sabio infalible, sino a una persona capaz de reconocer que no sabe si no está completamente seguro de algo. También es recomendable, cuando el tiempo aprieta y no se encuentra otra salida, esquivar aquello sobre lo que se duda. Si resulta imposible consultar el significado o la grafía correcta de cierta palabra -supongamos-, mejor cambiar la palabra sospechosa por otra con la que nos sintamos más seguros.
Esto era lo que pensaba hasta ayer mismo. Hoy, sin embargo, admito que la duda puede generar otras soluciones, otra clase de huidas. ¿Recomendables? Lo dejo al criterio del siempre sagaz lector.
Imaginemos que un periodista debe titular una información suministrada en una rueda de prensa. Como prefiere evitar un verbo declarativo puro ("dice", "afirma", "asegura") y pretende dar significado pragmático a la frase que desea entrecomillar, recurre al vebo "avisar". Imaginemos, pues, un enunciado parecido a este:
![]() |
Elpais.com, 26 de enero de 2013. |